Cada Latido se Agradece
Esperar un corazón - PROLOGO
¿Qué significa donar órganos?
¿Te lo preguntaste alguna vez?
Yo nunca.
Hasta que un día, a Diego, mi compañero de vida, le diagnosticaron una insuficiencia cardíaca. Y nos dijeron que la única salida era un trasplante.
Ese día, el mundo se dio vuelta para los dos. Y nunca volvió a ser igual.
Hace 21 años que caminamos juntos.
Ya sabía que Diego venía con una máquina… a medias, como él dice.
Pero eso no nos impidió enamorarnos, proyectar una vida, casarnos, terminar los estudios,
y tener dos hijos que hoy tienen 12 y 9 años.
Vivíamos una historia hermosa, de esas que parecen un libro bien formateado. Hasta que el capítulo inesperado llegó.
Diego es pasión. Por el fútbol, puede contarte la jugada del minuto 89 del Mundial Italia 90 con lujo de detalles. Y grita los goles de su Platense querido como si fueran goles del alma.
Es amor por el vino. Uno de sus grandes placeres. Porque todo lo que Diego toca, lo llena de amor y de pasión.
Y sin embargo… Hubo noches en que yo me despertaba solo para ver si respiraba. Ponía mi mano sobre su pecho, contaba los latidos, esperando que ese ritmo irregular siguiera marcando el compás de nuestra vida juntos.
Y él ya me lo había dicho: "Mirá que yo ando latiendo diferente."
Como Diego, hoy hay 7.362 personas en Argentina esperando un trasplante. Este año (2025) se realizaron 1.161 trasplantes. Y 516 personas donaron sus órganos. Eso representa una tasa de 10.87 donantes por millón de habitantes. (Datos del página web INCUCAI)
Gracias a la Ley Justina, toda persona mayor de edad es donante presunto, a menos que haya expresado lo contrario. Eso ha mejorado mucho… Pero aún no es suficiente.
Hay algo que nadie te cuenta cuando alguien entra en lista de espera: La familia también entra.
Esperamos con ellos. Temblamos con ellos. Nos rompemos con ellos.
Y miramos a nuestros hijos tratando de protegerlos… pero ellos perciben el dolor en el aire.
Y entonces aprendí que el silencio no los cuida. Solo los aleja.
Quiero hablarle a otras familias que hoy están viviendo algo similar. Esto es lo que a mí me sirvió:
Informarse: entender el proceso ayuda a transitarlo con menos miedo.
Hablar: la comunicación honesta dentro de la familia es fundamental.
Cuidarse: no se puede acompañar bien si una está agotada o destruida.
Buscar ayuda profesional: la salud mental también es parte del tratamiento.
No hay un manual perfecto. Pero hay herramientas. Y hay red.
Hoy quiero contarte algo más.
Gracias a que Diego siguió cada indicación médica con compromiso, gracias a que puso el cuerpo, la mente y el alma en el tratamiento… su lista de espera está en baja.
Y ¿sabés qué hace con esa segunda oportunidad?
Trabaja, crea, acompaña.
Lleva un mensaje de conciencia y esperanza a través de sus vinos (sí, esos que tanto ama)
y colabora en acciones solidarias.
Y está desarrollando una App. Una herramienta que te permite localizar el DEA (Desfibrilador Externo Automático) más cercano a tu ubicación GPS. Porque si alguna vez pasa algo… la ayuda no puede llegar tarde.
Un minuto… puede ser la diferencia entre la vida y la muerte.
Donar órganos no es solo una decisión médica.
Es un acto de humanidad.
Es un puente entre lo que se termina… y lo que puede empezar.
Hoy Diego está con nosotros.
Viviendo. Soñando. Creando.
Latiendo diferente… pero latiendo.
Y yo estoy acá para decirte:
Donar salva.
A una persona. A una familia. A una historia.
¿Y vos?
¿Ya decidiste ser parte de esa cadena de vida?