En Noruega, donde la reanimación cardiopulmonar se enseña en las escuelas, 1 de cada 4 personas sobrevive a una parada cardiaca fuera del hospital. En el Reino Unido, donde no se enseña, sólo 1 de cada 10 sobrevive. Para cambiar esta situación, nos propusimos incluir este tema en las agendas de los profesores y dotarles de contenidos eficaces para implicar e inspirar a sus alumnos. Nuestra misión era sencilla: crear una nación de salvavidas. Armados con un nuevo e innovador kit de formación en reanimación cardiopulmonar y decididos a vencer las enfermedades cardiacas, pusimos la mira en los centros de enseñanza secundaria. Para captar su atención y animarles a actuar, necesitábamos una campaña de captación impactante e instrucciones sencillas y fáciles de recordar sobre cómo actuar en caso de emergencia. El mayor obstáculo para realizar una RCP es el miedo a equivocarse, pero lo cierto es que no hacer nada es la peor elección que se puede hacer, ya que las tasas de supervivencia descienden un 10% cada minuto. La clave para abrir nuestra Nación de Salvavidas fue desmitificar la RCP y posicionarla como una habilidad cotidiana que todo el mundo puede aprender. También identificamos la incorporación de la formación en RCP como parte del plan de estudios de secundaria -el mecanismo utilizado para impulsar el éxito de Noruega- para hacer frente a las bajas tasas de supervivencia del Reino Unido. En Inglaterra, nuestro objetivo era incluir la reanimación cardiopulmonar en el plan de estudios nacional de todos los centros públicos de enseñanza secundaria. En Escocia, tras el compromiso con el Gobierno escocés, quedó claro que no tenían intención de aplicar dicha política, por lo que emprendimos una campaña para comprometernos con las autoridades locales que tienen la competencia para establecerla.